La falsa seguridad

Seguridad y Salud en la obra

La falsa seguridad

Hoy, día 28 de abril se celebra el Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo. Por este motivo, creemos que es una buena ocasión para plantear una reflexión sobre la situación actual de la prevención de riesgos laborales en las obras.

Veinte años después de la entrada en vigor de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales y del RD 1627/1997, que regula las actuaciones en materia preventiva, las mejoras han sido increíblemente positivas, con una drástica disminución de los accidentes en las obras. Sin embargo, las últimas estadísticas nos dan malas noticias: últimamente ha habido un aumento de los accidentes leves y graves en nuestro sector, de un 6,4% y un 5,7% respectivamente.

¿Qué está pasando en los últimos años para encontrarnos con este aumento? No vamos a analizar los datos en profundidad, pero sí que podemos observar en nuestro día a día.

Cada día salimos al trabajo y aunque no se puede generalizar, nos encontramos que las empresas normalmente disponen de las medidas preventivas en obra, pero: ¿Están bien dispuestas? ¿Se colocan cuando son necesarias? ¿Sabemos hacer y dar un uso adecuado de las protecciones?

La respuesta en general es NO.

Y la realidad es que para que una protección sea realmente efectiva, es imprescindible su implantación y su posterior mantenimiento.

La colocación aparente de una medida preventiva todavía es más peligrosa que la inexistencia de la propia protección. En caso de no existir al menos no daremos la espalda al peligro y estaremos cuanto menos atentos y avisaremos de tal situación. En cambio, con la colocación aparente estaremos expuestos al riesgo sin la mayor preocupación y por tanto con mayor probabilidad de accidente, que la supuesta protección no protegerá.

Ejemplos representativos son redes tipo horca, verticales, barandillas, entibaciones, soluciones preventivas frecuentes en la obra que proporcionan una sensación de seguridad y que en la práctica no nos protegerían del peligro en caso de materializarse.

¿Quién no ha oído hablar del famoso “quitamiedos”? Pues en la obra, no hay héroes, hay personas desarrollando su trabajo.

La definición de protección colectiva que más solemos oír es un poco “sesgada” y muchos trabajadores la entienden sólo como “aquélla que tiene como finalidad proteger a más de un trabajador frente a un riesgo de accidente laboral”. Sin embargo, este concepto debe ir y va mucho más allá, debiéndose tener en cuenta, con respecto a las protecciones colectivas, que debe ser concebida para proteger a más de un trabajador simultáneamente o individualmente, en la realización de unas determinadas tareas, pero básicamente debe proteger a TODOS los trabajadores expuestos al riesgo, sea uno o treinta y tres.

La protección colectiva reduce la probabilidad de que ocurra el accidente, por lo que siempre debe ser la opción antes de una protección individual, orientada más bien a reducir los daños una vez producido el accidente.

Igual nos pasa en términos de Falsa Seguridad con las protecciones individuales. No  podemos pasar por alto el mal uso generalizado de los EPI’s;

  • Su utilización como primera opción.
  • Una mala selección de los mismo.
  • Su utilización “por defecto” o por sistema para “cubrir expediente”.
  • Deficiente mantenimiento y renovación.
  • Falta de formación en el correcto uso de los EPI’s.
  • Poco ergonómicos.

Todo ello, provoca que no nos protejan cuando los necesitamos.

Nos preguntamos: ¿qué estamos haciendo al respecto? Esa falsa seguridad nos está llevando por uno de los peores caminos, que es el aumento de los índices de siniestralidad, la enfermedad, los accidentes de nuestros trabajadores… Vacunémonos.

De hecho, la vacuna existe si seguimos las pautas que nos marcaba el estudioso y padre de la directiva europea (92/57/CEE y que desarrolló el RD 1627/1997), Pierre Lorent, que concluía que 2 de cada 3 accidentes tenían su origen en decisiones tomadas  antes de que ningún trabajador entrase en la obra. Así que sigamos sus consejos y trabajemos en equipo con los técnicos de prevención o los coordinadores de seguridad y salud. Sólo sus figuras no son garantía de que no se vayan a producir accidentes si no se reconoce su liderazgo. Éstos deben ser los portadores de las banderas de la prevención en la obra y liderar el cambio hacia una producción sin accidentes, formando parte del proyecto ejecutivo des del principio y no 5 días antes de la entrega del mismo o 1 día antes de la solicitud de la apertura del centro de trabajo. Requieren ser consultados en las decisiones de la selección de las subcontratas y de los materiales a suministrar, ya que una vez que se encuentran en la obra es complicado cambiar lo que está muy definido, sería “curar”. Recordemos, que una de nuestras premisas fundamentales (o nuestros Mantras) lo define la ley de prevención: Eliminar o reducir los riesgos en su origen.

Trabajemos en pos de la Verdadera Seguridad.

 

Equipo e-SCENTIA

Teresa Cano Rodríguez
Sergio López Cazcarra
Víctor Castillo García
Francesc Mateu Pérez

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